Filariasis, parásito que afecta al hombre!


FILARIASIS
    Las filariasis son un grupo de parasitosis que constituyen un problema importante de salud pública en países de baja renta. La mortalidad asociada a las filariasis es baja, pero las consecuencias sociosanitarias de sus manifestaciones crónicas son importantes, ya que producen gran discapacidad en los sujetos que las padecen (ceguera, deformidad), lo que conlleva una merma en la capacidad laboral y, por tanto, gran repercusión económica. Las filariasis están clasificadas como enfermedad desatendida (NTD, neglected tropical disease) por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en gran parte debido a la escasa inversión de las empresas farmacéuticas en la investigación de nuevos tratamientos y al bajo interés profesional para el personal sanitario que ejerce su labor en países de renta alta1 . Pese a ello, la OMS ha realizado importantes esfuerzos para intentar erradicar la filariasis linfática y la oncocercosis para el año 2020. Aunque las filariasis están circunscritas a áreas tropicales, en los últimos años se han diagnosticado casos en España, fundamentalmente en inmigrantes y, más raramente, en viajeros (en su mayoría expatriados)2, debido al fenómeno migratorio y al aumento de los viajes a países exóticos.


Antecedentes históricos
     Al revisar la historia documentada acerca de las dermatofitosis se hace evidente que éstas son conocidas desde la Antigüedad y que fueron los romanos quienes crearon el término tinea, que significa “apolillado”. Dicho concepto fue utilizado desde el siglo v por Cassius, refiriéndose al aspecto clínico de la tiña de la cabeza; sin embargo, se creía que estos padecimientos eran causados por insectos o gusanos; tanto es así que, de hecho, el término en inglés ringworm (anillo-gusano) es un ejemplo de la fusión del aspecto clínico y la etiología confusa. También se tienen vestigios del conocimiento de las tiñas de la cabeza por la pintura de Murillo “Santa Isabel de Hungría curando tiñosos” (ubicada en la iglesia de San Jorge, Sevilla), aunque la obra inspirada en apuntes del siglo xiii fue pintada cuatro siglos más tarde.
     En la América precolombina, gracias al tratado de fray Bernardino de Sahagún, hay descripciones que podrían corresponder a estos padecimientos. Todos estos hechos son indicios del conocimiento de las tiñas; no obstante, los estudios científicos y comprobados comenzaron hasta el siglo xix con los trabajos de Remark, quien en 1834 analizó el favus y observó bajo el microscopio múltiples filamentos, por lo que consideró como un tipo de vegetales como causantes de la enfermedad.
     Una particularidad de sus investigaciones es que se basan en la autoexperimentación, pues Remark se inoculó directamente las costras de los pacientes, sin éxito, debido a que la enfermedad no se reprodujo en él. Dado a que Remark era judío y el antisemitismo una práctica común a principios del siglo xix, estos primeros trabajos no fueron divulgados sino hasta 1839 por Schoenlein. De aquí surgieron los primeros nombres del agente etiológico del favus como Oidium schoenleinii y Achorion schoenleinii. Tiempo después Gruby realizó una serie de estudios, dentro de los que sobresalen el aislamiento de C. albicans a partir del muguet; el descubrimiento de diversos dermatofitos, la creación del género Microsporum, así como el aislamiento de M. canis y M. audouinii. En 1841, Schoenlein continuó los estudios de Remark: aisló el agente etiológico.

Epidemiología
Las filariasis clásicas están producidas por varios nematodos de la familia Filaroidea, siendo las principales que afectan a humanos Wuchereria bancrofti, Brugia malayi, Brugia timori, Onchocerca volvulus, Loa loa, Mansonella perstans, Mansonella streptocerca y Mansonella ozzardi. Actualmente hay otras filariasis zoonóticas que muy infrecuentemente afectan al hombre, como por ejemplo O. jakutensis, O. dewittei, B. pahangi, Pelecitus spp. o como Meningonema peruzzii, descritas en remotos lugares del mundo3-7, o más próximos como O. lupi en Italia8, y Dirofilaria immitis y D. repens en España9. Los vectores responsables de transmitir las infecciones varían en función de las localizaciones geográficas y, por ello, la distribución de las filariasis en el mundo es muy variable.

Wuchereria bancrofti y Brugia malayi/timori
La filariasis linfática producida por W. bancrofti está presente en 83 países de África Subsahariana, Sudeste Asiático, subcontinente indio, algunas islas del Pacífico y en áreas focales de Latinoamérica. Brugia malayi se localiza en zonas del este y sur de Asia, India, Indonesia, Malasia, Filipinas y algunas islas del Pacífico. Brugia timori se circunscribe a las Islas de Timor e Indonesia. Los mosquitos implicados en la transmisión pertenecen al género Anopheles, Culex, Aedes y Mansonia. Se estima que unos 120 millones de personas de áreas tropicales y subtropicales están infectadas por filarias linfáticas, de las que al menos 25 millones de hombres tienen enfermedad genital y 15 millones tienen linfedema10. Clásicamente, la adquisición de una filariasis por el viajero se ha asociado a estancias prolongadas, pero hay casos descritos de viajeros infectados tras una permanencia corta en zona no endémica, incluso inferior a 10 días11-13.

Onchocerca volvulus
La filariasis producida por O. volvulus está presente en 34 países, fundamentalmente en África Subsahariana y Yemen, aunque hay algunos pequeños focos en América Central y del Sur. Se transmite mediante la picadura de la mosca negra del género Simulium, que tiene su ecosistema en aguas muy oxigenadas de los ríos; por ello, a esta enfermedad se la conoce también como ceguera de los ríos14. En zonas hiperendémicas (p. ej., en las riveras de los ríos de zonas endémicas) más del 60% de la población presenta microfilarias en la piel. Se estima una prevalencia de oncocercosis de 37 millones, de los que cerca de 500.000 personas presentan afectación visual y la mitad padecen ceguera irreversible10. Simulium es un vector poco eficiente y para el desarrollo de la enfermedad son necesarias multitud de picaduras infectivas, habiéndose estimado en unos 12 meses la estancia mínima en un área endémica para adquirir la enfermedad. Por ello, es menos probable el diagnóstico en viajeros de corta estancia, aunque se han descrito algunos casos.

Loa loa
La filariasis producida por Loa loa se circunscribe a regiones centrales y del oeste de África. Se transmite mediante la picadura de la mosca (tábano) Chrysops que vive en áreas pantanosas16. Se estima que entre 3 y 13 millones de personas están afectadas.

Mansonella spp. M. perstans y M. streptocerca
Afectan principalmente a zonas centrales de África, y M. ozzardi se ciñe a América Central (área peninsular y Caribe) y América del Sur. Estas 3 especies se transmiten mediante la picadura de moscas del género Culicoides. No hay buenas estimaciones de la carga de estas enfermedades en el ámbito mundial.
Ciclo biológico y patogenia
Los ciclos biológicos tienen gran similitud entre las distintas filarias (fig. 1). La fase parasitaria responsable de las manifestaciones clínicas es el helminto adulto en el caso de W. bancrofti y B. malayi/ timori, la microfilaria en el caso de O. volvulus o ambas fases en el caso de L. loa y Mansonella spp.

Wuchereria bancrofti y Brugia malayi/timori
Tras la picadura del insecto vector, las larvas infectivas se depositan en la piel para migrar a través de la dermis hacia los vasos linfáticos locales. En los siguientes 6-12 meses, la larva madura hasta convertirse en adulto y alcanza los ganglios linfáticos, donde vive durante períodos que oscilan entre los 5 y los 12 años. Tras la cópula de los adultos, se producen microfilarias que, dependiendo de la especie, se liberan a la sangre. La vida media de las microfilarias es de entre 3 meses y 3 años, dependiendo del agente etiológico. La captación desde la sangre de las microfilarias por el insecto adecuado cierra el ciclo biológico.
  
Onchocerca volvulus
Tras la picadura de un Simulium infectado, las larvas infecciosas son depositadas en la piel del hombre, donde se transformarán en adultos pasados unos 6-12 meses. Los adultos vivirán ovillados hasta 15 años en nódulos subcutáneos liberando microfilarias microscópicas que migran a través del tejido subcutáneo, conjuntival e intraocular. Las microfilarias subcutáneas, que viven entre 6-24 meses, serán ingeridas por las moscas, completando así el ciclo. La patogenia se caracteriza por la sustitución del colágeno y fibras elásticas por fibroblastos, con lo que la piel adquiere una característica apariencia envejecida. Las macrofilarias viven encapsuladas en los nódulos (oncocercomas) sin producir sintomatología. Las microfilarias vivas jóvenes migran a través de la piel y del ojo sin que aparentemente se vean afectadas por la respuesta inmune o inflamatoria del hospedador, pero las microfialrias moribundas producen una marcada respuesta inflamatoria (no está claro qué es lo primero, si la muerte o la inflamación) cutánea y ocular.
La severidad de la oncodermatitis está directamente relacionada con la actividad citoadherente y la proliferación celular del huésped, e inversamente correlacionada con la carga de microfilarias32 mediante un fenómeno de inmunointolerancia a los antígenos de Onchocerca y no a los de Wolbachia33. Sin embargo, tanto los antígenos de Onchocerca como los de Wolbachia liberados durante la muerte de las microfilarias son los responsables de la inflamación corneal y de la eventual ceguera30,34. La ceguera, característicamente, es mucho más frecuente en las áreas de sabana que en las de zona tropical.

Loa loa
Las larvas infecciosas se transmiten al hospedador tras la picadura infectiva del tábano Chrysops, cuyos hábitos alimenticios son exclusivamente diurnos16. Tras 6-12 meses las larvas van madurando hasta convertirse en adultos muy móviles que migran a través del tejido subcutáneo y de la conjuntiva. Los gusanos adultos pueden vivir hasta 17 años, liberando microfilarias al torrente sanguíneo, desde el que pueden ser ingeridas por el vector al alimentarse con la sangre y así completar el ciclo. Se postula que la mayoría de las manifestaciones clínicas están mediadas inmunológicamente. Así, los angioedemas subcutáneos se deben a la reacción de hipersensibilidad del adulto migrando a través del tejido subcutáneo y a la eliminación de las microfilarias. La afectación sistémica más grave deriva de la respuesta inmune del hospedador frente a los antígenos del parásito, en forma de miocardiopatía en pacientes con eosinofilia intensa, nefropatía por depósito de inmunocomplejos o encefalitis por presencia de microfilarias en el líquido cefalorraquídeo. Mansonella spp. Las larvas infectivas de Mansonella se transmiten al hospedador a través de la picadura de Culicoides. Tras un período de meses a años estas larvas se transformarán en helmintos adultos y liberarán microfilarias que residen en la capa dérmica superior y en capas colágenas de la piel. Mansonella está bien adaptada al hospedador y provoca una mínima reacción inflamatoria en ausencia de tratamiento. Sin embargo, con la terapia filaricida aparecen reacciones inflamatorias alrededor del gusano adulto y microfilarias, lo que sugiere que el parásito está liberando antígenos a los que responde el sistema inflamatorio del hospedador.

Manifestaciones clínicas:
Las filariasis pueden producir una amplia variedad de manifestaciones clínicas, que van desde casos aparentemente asintomáticos hasta manifestaciones más graves. En general, la importancia clínica de esta enfermedad viene dada por la elevada morbilidad a la que se asocia, sobre todo en zonas endémicas, donde producen gran discapacidad y deformidad, lo que conlleva un impacto socioeconómico muy importante.

Wuchereria bancrofti y Brugia malayi/timori
Pueden cursar con microfilaremia asintomática, con manifestaciones agudas como la fiebre filarial (episodios autolimitados de fiebre sin otros síntomas acompañantes) o la adenolinfangitis. Las manifestaciones crónicas son secundarias a la obstrucción de la circulación linfática. La más característica es el linfedema, habitualmente en miembros inferiores y escroto, que tiene gran tendencia a la sobreinfección bacteriana y puede evolucionar a elefantiasis. También puede producir patología testicular (hidrocele, epididimitis) o renal (quiluria y hematuria). Aunque todas las especies que producen filariasis linfática cursan de manera similar, las manifestaciones producidas por las especies de Brugia spp. suelen ser más leves, sin afectación escrotal y están limitadas a miembros inferiores. La eosinofilia pulmonar tropical aparece en el 0,5% de las filariasis linfáticas y es más típica de varones jóvenes. Está causada por una reacción inmunológica desencadenada por las microfilarias presentes en los pulmones y cursa con tos no productiva, eosinofilia, febrícula y patrón intersticial en la radiografía de tórax. Característicamente no se encuentran microfilarias en sangre y los anticuerpos antifilaria están presentes a títulos altos. En viajeros raramente se presentan como microfilaremia asintomática y son más susceptibles de cursar con hepatoesplenomegalia, linfadenitis y edema, que característicamente suele ser reversible

Onchocerca volvulus
Produce clínica fundamentalmente cutánea, subcutánea y en estructuras oculares. Las microfilarias sobreviven en la piel de 12-18 meses, tras lo cual mueren produciendo una reacción local consistente en prurito, dermatitis papular y sowda. Los pacientes crónicamente infectados pueden presentar afectación cutánea en forma de despigmentación de la piel (piel de leopardo), o pérdida de estructuras elásticas cutáneas y envejecimiento prematuro de ésta (presbidermia). También son típicos los nódulos subcutáneos (oncocercomas) donde viven los helmintos adultos, localizados típicamente sobre prominencias óseas y distribuidos característicamente en hemicuerpo superior en América y en hemicuerpo inferior en África. Las manifestaciones visuales en la oncocercosis incluyen la queratitis puntiforme o esclerosante, la iridociclitis, y las lesiones retinianas y del nervio óptico, que pueden producir pérdida de visión. Estas manifestaciones son el resultado de la migración de microfilarias a los tejidos oculares y de la posterior respuesta provocada por la muerte de éstas. Es obligada, por tanto, una valoración oftalmológica completa que incluya el examen con lámpara de hendidura para investigar la presencia de alteraciones oculares características. En viajeros suele cursar fundamentalmente con prurito y dermatitis, pero es extremadamente infrecuente que presenten nódulos o afectación ocular

Loa loa
Suele cursar de forma asintomática, presentando exclusivamente eosinofilia y microfilaremia. Cuando produce sintomatología, ésta se caracteriza por la presencia de angioedema en miembros superiores o cara y de carácter transitorio (edema de Calabar). La afectación ocular se produce por la migración del adulto a través de la conjuntiva ocular, causando inflamación y edema conjuntival transitorio. En viajeros suele ser más frecuentemente sintomática y cursa, sobre todo, con síntomas relacionados con la respuesta inmune, fundamentalmente edema de Calabar, prurito, urticaria y asma37, así como migración de la larva por el globo ocular38. En este tipo de pacientes difícilmente se detectan microfilarias en sangre, ya que la carga de microfilarias es baja

Mansonella spp. M. perstans y M. ozzardi
Cursan de forma asintomática o con síntomas inespecíficos secundarios a la respuesta inmune (prurito, artralgias, fiebre) y raramente con síntomas más específicos (edemas tipo Calabar o pericarditis en M. perstans). M. streptocerca puede producir alteraciones cutáneas similares a las de la oncocercosis que dificultan el diagnóstico. Aunque hay pocos casos descritos en la literatura en viajeros, en general cursan más frecuentemente con edemas y afectación sistémica que en sujetos inmunes3<

Tratamiento
Para la correcta elección del tratamiento es importante valorar: a) la presencia de coinfecciones por distintas filarias; b) la carga parasitaria (cantidad de microfilarias por mililitro de sangre o por pellizco cutáneo); c) la afectación linfática u ocular avanzada; d) si la filaria posee la bacteria endosimbiótica Wolbachia, y e) si se trata de un enfermo residente de manera permanente en área endémica o se trata de un inmigrante o un viajero (que, en general, no sufrirá reinfecciones).

Wuchereria bancrofti y Brugia malayi/timori
El tratamiento de elección de un caso importado es la DEC: 6 mg/ kg/día, repartido en 3 tomas al día durante 12 días. Para pacientes con elevada carga parasitaria se recomienda iniciar el tratamiento con una dosis baja e irla aumentando progresivamente: 1.er día 50 mg, 2.º día 50 mg 3 veces al día, 3.er día 100 mg 3 veces al día y del 4-14.º día 6 mg/kg/día, repartido en 3 tomas al día60.

Onchocerca volvulus
 El tratamiento de elección es la ivermectina: dosis única de 150 g/kg repetida cada 6-12 meses hasta la curación (hasta quedar asintomático, generalmente durante varios años, hasta 10). Incluso la ivermectina, que es un microfilaricida muy lento (lo que evita la muerte masiva de las microfilarias y la consiguiente suelta antigénica), puede producir reacciones cutáneas en sujetos con alta carga parasitaria.

Loa loa
El tratamiento de elección de un caso con muy baja carga parasitaria es la DEC: 6 mg/kg/día, repartido en 3 tomas al día durante 12 días. Al igual que en el caso de las filariasis linfáticas, en sujetos con moderada carga parasitaria se recomienda la pauta escalonada de DEC: 1.er día 50 mg, 2.º día 50 mg 3 veces al día, 3.er día 100 mg 3 veces al día y del 4-14.º día 9 mg/kg/día repartido en 3 tomas al día. Los corticoides (prednisolona 20 mg/día desde 3 días antes de iniciar el tratamiento hasta 3 días después de iniciarlo) se suelen asociar para evitar la aparición de efectos secundarios60. C
Mansonella spp. – Mansonella perstans.
No hay un tratamiento óptimo aprobado, aunque en general se recomienda albendazol (400 mg /12 h durante 10 días) o mebendazol (100 mg/12 h durante 30 días). La ivermectina ha demostrado poca eficacia, aunque dosis repetidas pueden reducir la microfilaremia. La DEC es de eficacia variable y rara vez conduce a la eliminación de las microfilarias mantenida en el tiempo. En los últimos años se ha probado con éxito la doxiciclina (200 mg/ día durante 6 semanas), por lo que es posible que en un futuro sea el tratamiento de elección.

Prevención y control
En el año 2000, la OMS estableció el “Programa para la eliminación de las filariasis linfáticas”, cuyo objetivo era erradicar la enfermedad para el año 2020 (fig. 2)58. De los 72 países en los que la filariasis linfática está considerada endémica, 53 han implementado la administración en masa de fármacos para parar la transmisión10. La administración en masa de fármacos en áreas endémicas demostró ser más coste-efectiva que la detección y tratamiento de los individuos infectados.
El programa de la OMS tiene 2 objetivos fundamentales: a) la interrupción de la transmisión mediante la administración de medicamentos eficaces a toda la población en riesgo de padecer la enfermedad, conocida como administración de fármaco en masa, y por otro lado, b) la mejora de las condiciones y prevención de las complicaciones en los sujetos que ya padecen la enfermedad (fomentando la higiene de la piel en caso de linfedema, o facilitando la cirugía a los hombres con hidrocele).
La interrupción de la transmisión de la filariasis linfática sólo puede conseguirse si toda la población en riesgo es tratada en masa por un período lo suficientemente largo como para asegurar la reducción en el nivel de la microfilaremia hasta un punto tal en el que la transmisión ya no sea factible. Para ello, debe administrarse 1 vez al año durante al menos 5 años, con una cobertura de al menos el 50% de la población en riesgo.
 Se utiliza una dosis de la combinación de DEC 6 mg/kg + albendazol 400 mg o en áreas de coendemicidad con O. volvulus se utiliza la combinación de 1 dosis de ivermectina 150 g/g + albendazol 400 mg (tabla 4). Se han utilizado con mucho éxito las campañas que proporcionan a la población sal enriquecida con DEC (1-3 g de DEC por kg de sal). La terapia con doxiciclina frente a Wolbachia para el control de la filariasis en el ámbito comunitario se ve comprometida por la duración prolongada del tratamiento y por sus efectos secundarios en niños y embarazadas.
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